La convivencia escolar saludable juega un rol importante para evitar la impunidad de los niños y adolescentes que cometen faltas. Si desde la escuela  no cumplen las normas de disciplina, difícilmente lo harán como ciudadanos. Es equivocada la corriente de que en los colegios no se pueden aplicar sanciones. Sí. Pero tienen que ser proporcionales a las faltas y contribuir a la valoración del alumno en su autoestima y propiciar la regulación de sus conductas.

Varios técnicos del Minedu no entienden que haya “sanciones recuperadoras en el marco de una disciplina positiva”. Esto tiene sentido con lo que dice la dimensión 6 de la gestión de la convivencia escolar “… Una disciplina (…) respeta siempre la dignidad, la autonomía y la diversidad de cada persona; además, de reconocer su capacidad para pensar críticamente y hacerse responsable de sus actos y las consecuencias que conllevan, orientándola a resarcir el daño causado”.

Si un estudiante siente que en la escuela y el hogar se pueden incumplir normas de disciplina, es decir que no hay sanciones ante una transgresión, entonces en su vida actual y futura asumirá como normales comportamientos negativos. Por eso, si el colegio (mediante la tutoría y el acompañamiento socioemocional) no trabaja este aspecto con el hogar, después será difícil revertir desempeños negativos conforme crece la persona. No hay que tener miedo de hablar de sanciones y los padres deben ser los más interesados en que haya una buena disciplina escolar,  tratando de acompañar cercanamente y de manera adecuada al estudiante desde el hogar y colegio, especialmente si es agresor en el bullying.

P.D: Es urgente restituir la dirección de Tutoría y Bienestar Socioemocional en el Minedu.

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