En el ejercicio de la política se conversa, acuerda y establece alianzas entre fuerzas políticas, sean afines como también con las disímiles. Hay acuerdos temporales o específicos como existen los de más largo aliento. Interesa, sobre todos, que se logre acuerdos viables.

En un acuerdo o alianza todos los integrantes obtienen ventajas, tras establecer concesiones y responsabilidades mutuas, aunque no se trate de fuerzas similares. Algunos aliados resultan débiles frente al conglomerado y por ello mismo, sus objetivos son menores.

En la alianza formada tras la Presidencia de la República, conformada por Fuerza Popular con Keiko Fujimori y su enésimo intento por llegar a ser presidenta, Avanza País, Alianza para el Progreso con Cesar Acuña, Renovación Popular con Rafael López Aliaga, Podemos Perú con José Luna Gálvez, sectores de Acción Popular y todas fuerzas conservadoras opuestas al cambio social necesario, es evidente que Boluarte es una aliada menor al carecer de partido y de bancada política propios que la respalden.

La presidenta Dina Boluarte es una aliada menor. La mantendrán en el cargo hasta que el camino a las nuevas elecciones generales “adecuadas” esté listo, o cuando los organismos electorales hayan sido sometidos al poder parlamentario. Ella cumple con avalar las acciones más impopulares como es la represión indiscriminada y el desmantelamiento de la educación universitaria, entre otras, endilgándole ser un “gobierno de izquierda” que no es.

El segundo aliado menor es el actual presidente del Congreso, Alejandro Soto. Sus antecedentes negativos, los cuales son cada vez peores, apuntan a que el próximo titular del Congreso sea Hernando Guerra García de Fuerza Popular, que también posee la presidencia de las comisiones de Constitución y Presupuesto.

Estas alianzas son débiles porque se basan en cálculos mezquinos y conveniencias políticas aunque Fuerza Popular, como la fuerza principal, tiene claro que busca reordenar el siguiente proceso electoral a su favor para evitar que una nueva fuerza electoral de cambio regrese al Palacio de Gobierno. Por eso, señora Boluarte, haría usted bien en renunciar.