El escandaloso accidente que involucra al alcalde Puente Piedra, Rennán Espinoza, y su más aún vergonzante y delictivo escape de una ambulancia para evitar que pase el dosaje etílico que pudo demostrar que conducía en estado de ebriedad, servirá a los peruanos para saber si las instituciones funcionan y son capaces de sancionar a este sujeto que a todas luces ha cometido varios delitos por los que tendría que pagar incluso con la expulsión del cargo y la pérdida de su libertad.

Las imágenes difundidas el fin de semana no mienten. Un grupo de mujeres toma por asalto la ambulancia en la que Espinoza era llevado a un hospital, mientras aparece un vehículo de serenazgo que en lugar de esta velando por la seguridad de los vecinos, fue movilizado para ser parte de un “operativo” para liberar a su “jefecito” metido en problemas tras el accidente vehicular ocurrido en la Panamericana Norte el miércoles pasado luego de una celebración por el Día de Trabajo.

Después, según parte policial, las mujeres y un sereno agreden al efectivo policial que llevaba al hospital a los implicados en este accidente protagonizado por un vehículo de propiedad de Espinoza en que había al menos una caja de cervezas. Fue toda una operación propia de gente lumpen y de mal vivir, que no tendría que estar un minuto más en su condición de empleado público, sea como alcalde, funcionario municipal o sereno.

Por la mitad de esto, Espinoza tendría que ser echado de su cargo por el cuerpo de regidores, aunque lo veo difícil, pues el personaje ha sido elegido alcaldes tres veces y una congresista, así que mañas le deben sobrar como para salir bien librado. Sin embargo, debería tenerla difícil en el Ministerio Público, debido a que los delitos que habría cometido se pagan hasta con pena efectiva de cárcel. El uso indebido del vehículo de serenazgo y la agresión al policía son situaciones muy graves.

Los peruanos tenemos que estar vigilantes con lo que hacen los regidores de Puente Piedra y los fiscales, para evitar que días más tarde el escandaloso y delicado hecho quede en el olvido, algo que le gustaría a Espinoza, quien ha querido hacerse el gracioso en sus redes sociales al afirmar que no pasó nada. Sería una burla a los peruanos y al Estado de derecho si no se castiga a quien cree que por ser alcalde puede venir a hacer lo que le dé la gana con el apoyo de adulones que también podrían acabar tras las rejas.